(Agosto 2021)
“Sanar es para valientes” y no voy a hablar aquí de lo que comúnmente llamamos “curar”, eso que la medicina convencional hace, tratando de paliar o suprimir los síntomas físicos.
Me refiero a sanar de una manera integral, desde dentro. Sanar las emociones, sanar el corazón, sanar la mente, sanar el cuerpo, sanar el alma…
Tampoco te voy a explicar cómo hacerlo, pues el camino de sanación es un proceso individual de cada ser, que le conduce a reencontrarse consigo mismo, a encontrar paz interior y a equilibrar cuerpo, mente y alma.
Nuestro estado natural es tener salud, estar en paz y sentir alegría y si esto no es así, tendríamos que plantearnos empezar a mirar en nuestro interior, porque es ahí, en nuestro interior donde se produce la enfermedad y el desequilibrio, y no al revés, como nos han hecho creer.
Siento que uno de nuestros propósitos vitales ha de ser sanar todo aquello que esté pendiente de sanar, detenernos a observar dónde hay desarmonía, aprender a amarnos tanto que nos atrevamos a mirar hacia dentro sin miedo, para atender las heridas, los traumas, los bloqueos, las memorias de dolor y todo aquello que requiere de nuestro amor y sanación.
Si tú tienes la noble intención de sanar y tomas esta decisión profundamente, se pondrá en marcha el mecanismo y te llegará la guía y la ayuda necesaria y se abrirá ante ti un camino de aprendizaje, autoconocimiento y evolución consciente.
Sanar requiere salir de la zona de confort y atreverte a afrontar todo aquello que está en la sombra y que, por doloroso o por carecer de los recursos necesarios, decidiste relegar al sótano del inconsciente.
Sanar requiere ampliar la mirada hacia una realidad más grande, más profunda y más allá de lo aparente.
Sanar requiere dar un salto de conciencia, pues como dijo Albert Einstein: “Ningún problema puede ser resuelto desde el mismo nivel de conciencia que lo creó”.
Sanar requiere el coraje para soltar creencias, apegos, relaciones, hábitos, lugares…
Sanar requiere ir deconstruyendo el personaje que creías ser, para llenarte cada vez más de ti mismo, de tu Ser Real.
Sanar requiere bucear en tus emociones hasta deshacer los nudos y liberarlos.
Sanar requiere conectar con tu alma y con el sentido de tu vida.
Sanar requiere de tiempo, de espacio, de paciencia y de mucho amor.
Sanar es el mayor acto de amor hacia ti mismo y hacia los demás.
Y cuando vas sanando:
Tu vibración va elevándose.
Tu corazón se llena de paz.
Empiezas a sentir auténtica libertad interior.
Dejas de juzgarte y juzgar.
Dejas de herirte y herir.
Dejas de destruirte y destruir.
Tu felicidad no dependerá de nada ni de nadie nunca más porque la fuente de la felicidad no está fuera, ni está en un futuro, está dentro de ti.
Atrévete a sanar, a hacer ese viaje interior que te conduce a tu propio encuentro, porque eso es lo que hacen los valientes, y si en algún punto del camino requieres ayuda, pídela sin más.
Atrévete a sanar. El mundo te necesita…
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